¿Tienes una web? Bien, enhorabuena. ¿Es rápida y segura? Ups… No te precipites en contestar.
Porque ya te veo pensando: «Sí, más o menos», «Bueno, no me he quejado».
Vamos a aclarar algo antes de seguir.
Si tu web no es rápida, no tienes web.
Si tu web no es segura, tampoco tienes web.
Tu sitio es lo que Google quiera que sea, y a Google no le gusta esperar. Ni a él ni a nadie. ¿Sabías que un 53% de las visitas se largan si tu página tarda más de 3 segundos en cargar? ¿Tres segundos? Lo que tarda en apagarse el microondas cuando se te olvida sacar la leche.
Y cuando tu sitio es lento, pierdes dinero. Así de crudo. La gente se harta y se va. No vuelven. Los anuncios que has pagado para atraer visitas… se tiran por la ventana. Y todo porque tu página tarda en abrirse lo que uno tarda en decidir si le echa orégano o albahaca a la pizza.
Así que, aquí te van dos cosas que sí o sí debes solucionar hoy, porque cuanto más tardes, peor: la velocidad y la seguridad. Ambas van de la mano, como Bonnie y Clyde. Si fallas en una, la otra acaba cayendo.
1. Velocidad: tu web a todo gas
Aquí no nos andamos con tonterías. Esto no es hacer la web “más o menos rápida”. Esto es: o es rápida o no es. Punto. La competencia lo tiene claro. O cargas como un cohete o te quedas con los restos.
Así que, manos a la obra:
- Hosting bueno o nada. Si estás pagando 3 euros al mes por tu alojamiento web, tu negocio está en manos de un ordenador de los 90. Invierte en un hosting de calidad, es como ponerle gasolina premium a tu coche.
- Imágenes pesadas, ¡fuera! Tu página no es una galería de arte. Comprime esas imágenes o usa un formato más ligero, como WebP. Que tu sitio no parezca un folleto de 1998.
- Menos plugins, más cerebro. Cada plugin que añades es como una mochila de piedras en una carrera. Úsalos solo si aportan algo, si no, despídete de ellos.
- Cachea como si no hubiera mañana. Instala un plugin de caché y aprende a usarlo. Le das comida rápida a tus visitantes, y todos contentos.
2. Seguridad: que tu web no sea un coladero
Ahora bien, vamos con la seguridad. Porque lo de que tu web esté rápida está muy bien, pero si te la hackean a los dos días, ¿de qué te sirve? Exacto: de nada.
Una web insegura es como una casa con la puerta abierta. Tarde o temprano, alguien entra. Y no a dejarte flores precisamente.
Así que esto es lo que necesitas para blindarla:
- Certificado SSL o adiós. Esto ya no es opcional. Si tu web no tiene el candadito verde, te digo desde ya que te estás echando piedras al tejado. A Google le importa, y mucho. Si no tienes SSL, te va a meter una patada tan grande que tus visitas bajarán sin que te des cuenta.
- Contraseñas serias. Si sigues usando “123456” o “admin” para entrar a tu web, básicamente estás pidiendo que te hackeen. Usa contraseñas de verdad y actualízalas con frecuencia. Y olvídate de poner tu cumpleaños o el nombre de tu perro.
- Actualiza todo, siempre. Los hackers no duermen. Tú tampoco deberías dormirte en los laureles. Si tu WordPress, tus plugins o tus temas están desactualizados, son como un queso gruyere lleno de agujeros. Y por ahí se cuelan.
- Copias de seguridad. Y, si todo falla, que no cunda el pánico. Haz copias de seguridad periódicas. Si alguien te ataca, que no te cueste un riñón rehacerlo todo desde cero.
No hace falta que te diga que hacer que tu web sea rápida y segura no es opcional. Es obligatorio. Lo es si quieres seguir vendiendo, que te encuentren y que no te deje tirado el Google de turno. Y no, no es algo para dentro de una semana, ni para cuando tengas más tiempo.
Es para ya. O lo haces, o lo haces.